Artículo escrito por Miguel Fandiño, ingeniería y permitting en Samara
Seguir un programa de mantenimiento es esencial para prolongar la vida útil de la instalación y maximizar su rendimiento.
Entre las ventajas que supone disponer de un plan de mantenimiento se pueden destacar:
Entre los problemas más comunes en instalaciones de autoconsumo se encuentran:
Es normal que los paneles, debido a su fragilidad, tengan cierta cantidad de microrroturas que no son visibles y afectan en cierta medida al rendimiento. Los paneles reciben un muestreo en fábrica con varias pruebas entre las que se incluye una radiografía para comprobar la no existencia de fracturas importantes.
Aún así, durante la vida útil de la instalación, estas fracturas pueden hacerse más evidentes por una mala instalación, impactos, o daños producidos por eventos climatológicos como granizo.
Consiste en una silueta alargada similar al rastro que deja un caracol que se produce debido a microfisuras y suele implicar una pérdida considerable en la potencia entregada por el panel.
El polvo o calima en suspensión se deposita en nuestros módulos reduciendo su producción. Además, las deposiciones de aves o restos vegetales pueden provocar puntos calientes sobre los paneles. Se estima que las pérdidas producidas por una falta de limpieza de los módulos puede llegar a suponer un 20%.
Realmente los paneles fotovoltaicos, por su material resbaladizo, se limpian solos con el agua de la lluvia siempre y cuando se instalen con una inclinación mínima. Aún así, tras largos periodos sin lluvia o ante evidencias de suciedad existente, es recomendable realizar una limpieza manual.
Mediante una termografía de los paneles y cableados se pueden detectar defectos que pasarían desapercibidos a simple vista, pues nos indica zonas de una temperatura mayor de lo habitual. Estas zonas pueden ser puntos calientes sobre los paneles o puntos débiles del cableado.
Se conoce como efecto PID a la degradación de los paneles por potencial inducido y es causado por la existencia de corrientes de fuga entre las células del panel y el resto de componentes. Este efecto depende de la calidad de los paneles instalados y las características operativas de la instalación. Tiene una importancia fundamental en el rendimiento a medio y largo plazo.
Estas acciones deben ser realizadas por personal cualificado y puede requerir subirse al tejado y la elaboración del plan de seguridad que ello conlleva. Los riesgos existentes durante la instalación de la planta son los mismos que tenemos presentes durante el mantenimiento (riesgos eléctricos, trabajos en altura, etc.).
Todas las actividades de mantenimiento deben estar correctamente definidas y programadas en el plan de mantenimiento de la instalación. En ellos se suelen distinguir dos tipos de mantenimiento:
Se denomina mantenimiento correctivo a aquellas tareas realizadas trás detectar una avería o defecto y que tiene por objetivo su reparación. Es la forma más básica de mantenimiento puesto que solo actúa trás la evidencia de un fallo, es decir, de forma reactiva.
Este mantenimiento debe ser realizado por un profesional que deberá desconectar el suministro eléctrico para realizar las oportunas reparaciones y mediciones.
El mantenimiento preventivo consiste en una serie de acciones programadas para revisar el estado de la instalación asegurando su buen funcionamiento y reparando cualquier indicio de fallo antes de que se manifieste en una avería, normalmente con parada de la producción. Las actividades se realizan de manera proactiva, en base a unas periodicidades o indicios observados durante el seguimiento de la planta.
La principal herramienta que tenemos para realizar el mantenimiento preventivo es la monitorización de la instalación y el seguimiento de sus parámetros eléctricos. Esta función se puede realizar de forma remota o presencial si se requieren mayor cantidad de datos.
Algunas de las tareas que deben formar parte del plan de mantenimiento preventivo son las siguientes:
Incluye actividades de limpieza y una inspección visual de los paneles. Estas actividades deben realizarse a primera hora del día, momento en el que la temperatura es menos elevada.
También se recomienda revisar las conexiones eléctricas y medir las corrientes de fuga y resistencia de puesta a tierra.
Además, una inspección anual podría incluir el uso de una cámara termográfica capaz de detectar puntos calientes en los módulos o zonas defectuosas del cableado. Igualmente se hace recomendable una revisión a fondo de los módulos, sus conexiones y la estructura de soporte y sus anclajes.
Las actividades de mantenimiento preventivo deben incluir la verificación del estado del inversor y la toma de medidas eléctricas de la instalación, junto con la revisión de las conexiones eléctricas y del buen funcionamiento de las protecciones instaladas.
Un correcto mantenimiento del sistema de almacenamiento de nuestro autoconsumo consiste en seguir unas comprobaciones periódicas que dependerán de la tecnología empleada por nuestras baterías. Algunas de ellas son:
Con tu instalación de Samara tendrás acceso a nuestro completo programa de mantenimiento, el cuál incluye: